¡Empieza el adviento!

En Adviento tenemos tiempo para pensar, meditar, rezar… de modo que podamos contagiarnos de la alegría profunda de la llegada de Dios, escondido en la pobreza y la humildad de un establo. Dios nace a las afueras de la ciudad, junto a los marginados de la sociedad, en una familia joven y pobre, y que tendrá que migrar muy pronto.

¿Estamos dispuestos para acoger, esperamos algo…? ¿hay alguien ahí?

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